​Un paseo por​​​​ el F​e​​​​ng Shui

UNA HISTORIA INSPIRADORA

Aquí estoy, ha pasado el tiempo
He cambiado muchas veces de casa
Las he decorado en diferentes estilos, diferentes formas
He vivido de diferentes maneras: alocada, más tranquila, sola, en familia...
Cuando encontré el Feng Shui, abrí una puerta maravillosa y no tengo intención de cerrarla nunca.

LA INTUICIÓN DE LOS NIÑOS

El interés por la decoración tradicional está en mi vida casi casi desde que nací, en una u otra forma, pero siempre presente.

Desde niña me apasionaba la decoración y me tiraba horas mirando y revisando las revistas que mi madre compraba, las casas de ensueño que se veían y aquellas ventanas maravillosas donde el sol puro y limpio de la mañana entraba y lo inundaba todo
Me gustaba la decoración que veía, pero algo me daba una sensación fría

Nadie vivía allí, faltaba gente

Como niña que era, decidí crear mi mundo de decoración personal, pidiendo cada año a los Reyes Magos una casita nueva, ya fuera de PinyPon, de la Barbie, de los Pitufos o tradicional de Muñecas.

Llegué a tener muchísimas, de hecho mis padres aún hoy bromean cada vez que llega época de Reyes Magos, por si pido otra casa...

Recibir un regalo así era como comprarme un piso nuevo, donde poder poner color o un mueble aquí o allá, donde planificar cómo estaría mejor la disposición para que mis muñecos estuvieran muy cómodos y me pasaba horas jugando a simular cómo vivía la gente allí, en la casa tan maravillosa que había preparado

El tiempo pasó, y las casas de muñecas fueron olvidándose
Di paso a los planos y a las maquetas… disfrutaba ideando casas nuevas, dibujando pisos pequeños, mansiones enormes y chalets de verano
Algunos pensaron que quería ser arquitecta, pero la verdad es que la construcción de aquellos lugares no me inspiraba nada. Era otra cosa, era sentir que quien viviera allí iba a ser muy feliz.
Ya ves, siempre pensando en quién los iba a habitar y si estarían cómodos o no

Muy curioso mi enfoque, nada parecido a lo que veía en las revistas profesionales ¿Verdad?

UN NIDO PROPIO PARA EVOLUCIONAR

Me hice adulta y comencé a ser consciente de la decoración real de mi vida.
Ahora tocaba vivir la mía y ser consciente de lo que me rodeaba.

Tengo que decir con mucho rubor que toda la vida he sido muy desordenada. Me ha costado muchísimo siempre tener las cosas en su sitio y para mí es un auténtico esfuerzo hacer hueco a nuevos elementos porque no me gusta tirar nada, por si luego lo necesito y porque tiene muchos recuerdos, aunque sea un palillo que cogí de un restaurante aquella tarde aburrida de invierno...

Sé que es una lata el desorden, a mi tampoco me gusta. Me agobia.
Pero por naturaleza soy desordenada (o era)

Durante mucho tiempo creí que este adjetivo “desordenada” era algo de nacimiento, como ser morena o ser alta o tener pecas, así que aprendí a vivir con ello sin preocuparme demasiado por cambiar nada.

Yo había nacido “desordenada” y nada se podía hacer

¿Seguro?

Pues no
Tan sólo tenía la cabeza desordenada y eso sí que se puede cambiar.

Un día, sin esperarlo en absoluto, apareció mi hermana Almudena en casa con un libro nuevo bajo el brazo: Feng Shui Paso a Paso

¿Qué es eso? ¿Esotérica?
Eso no va conmigo y lo saqué de mi vida según había venido

Años más tarde, cuando Almudena ya no vivía en casa y yo me disponía a independizarme también, lo encontré por casualidad en la estantería de lo que había sido nuestro cuarto.

Su portada me atrajo muchísimo: Era un espacio lleno de serenidad
Justamente lo que no tenía en aquel momento de mi vida

Lo abrí, lo leí y comencé a aplicarlo tímidamente en mi nueva casita, que era mi primer proyecto de decoración independiente, sin la supervisión de mis padres y con presupuesto más que limitado.

Un toque aquí, este color allá…

Mi vida comenzó a ordenarse
Poco a poco, muy despacito, el Feng Shui comenzó a hacer efecto y volví a tomar serenidad en mi vida, al menos en una parte importante de ella

Curiosamente el desorden desapareció en la mayor parte de la casa y se redujo a espacios muy concretos de la casa, como si de un batallón en retirada se tratara.
Estaba ganando la batalla… MI BATALLA

Por aquel entonces ya había terminado la carrera de Químicas, había hecho un Máster de Biotecnología y trabajaba de becaria en una empresa de Genética. Iba como una locomotora avanzando en mi profesión y sin embargo mi sueldo de becaria era mísero y ganaba más como camarera que como científica, con todo lo que había estudiado.

Una tarde aburrida en la que todo el mundo parecía tener plan menos yo, volví a recordar más activamente el Feng Shui y cómo había empezado el cambio..

Pensé:
“Si mi mente estaba desordenada y por ello desordenaba inconscientemente mi casa…
¿Serviría el proceso contrario?
¿Si ordeno lo de fuera, se ordenará mi cabeza?¿Me enfocaré en lo que me falta?”

Me tiré una tarde entera de domingo ordenando la ropa junto a mi cama, poniendo unas 100 lavadoras (sin exagerar) y despejando el suelo y nuevamente el cambio llegó, lentamente, sin llamar a la puerta, sin siquiera darme cuenta hasta que el cambio fue grande:

Tras 4 meses de orden y limpieza en casa terminé mi especialidad de Genética Clínica y me contrataron
​​

¿Casualidad? ¿Magia? ... ¿O tal vez concentración, motivación y enfoque?
 

...Y LLEGÓ LA CATARSIS

Pasaron los años, cambié de casa varias veces, probando cosas nuevas, siendo a ratos consciente del Feng Shui y otras veces decorando intuitivamente de manera inconsciente.

No puedo mentirte, he tenido fallos garrafales
Pero el que no experimenta no puede equivocarse y el que no se equivoca, no aprende.

En 2008 llegó una mudanza importante: Madrid - Granada

Fué una etapa tortuosa, cambio de casa, cambio de lugar de trabajo y adiós pareja tras sólo 9 meses de convivencia… muchos cambios seguidos.

El primer año en Granada me mudé 4 veces.

Como lo oyes

Sin acordarme del Feng Shui, buscaba sentirme bien en una casa y no había manera de encontrarla. Nuevamente las casas en sí no eran el problema, sino mi necesidad de encontrar mi sitio de nuevo, donde poder construir tranquilamente y sin prisas.

Yo sola.

Un día me sorprendí a mi misma explicándole a mi madre que en ese momento sentía que mi coche era mi casa y estaba a gusto en él (ojo, no dormía allí, era algo más mental que físico)

Wow, ¿de verdad dije yo eso?
Pues era verdad. Necesitaba ruedas, movimiento, necesitaba una especie de caparazón que fuera conmigo a todos lados, me protegiera pero me dejara cambiar y desarrollarme al mismo tiempo

Busqué y busqué…
y en un pequeño pueblo cerca de Granada encontré la casa perfecta: Mi casa

Inspiradora, serena, luminosa, en contacto con la naturaleza, con mucha versatilidad y muchísimas posibilidades

… Y construí de nuevo, me inspiré, conocí a mi marido y formé una familia.

Fíjate lo que es capaz de hacer el entorno
Pasé de sentir que mi coche era mi hogar a querer quedarme para siempre en una casa que ni siquiera era mía en aquel momento, sino alquilada
Había encontrado mi sitio, perfecto al menos para ese estado de ánimo en el que estaba

Aquí si apliqué el Feng Shui por todos lados, de manera consciente, estructurando todo, eligiendo concienzudamente lo que potenciaba mis mejores talentos, la creatividad, la familia, la sabiduría.

De manera intuitiva también decoramos en familia, escuchando nuestro cuerpo y lo que pedía en cada estancia: una planta aquí, una estantería en este lado, una foto nuestra que nos encanta que esté exactamente ahí

Me dí cuenta de que el orden es sólo una pequeñísima parte del Feng Shui, que había mucho más y eso me hizo apasionarme aún mas por esto.

El tiempo pasó y todo era perfecto… todo menos mi trabajo

Años de mal ambiente en mi oficina, mucho trabajo y ninguna palmadita en la espalda habían erosionado esa parte de mi vida

Una erosión tan profunda como para querer cambiar de profesión, aparcar esfuerzo, conocimientos y experiencia y comenzar de nuevo, con algo verdaderamente inspirador, aunque aún no tenía ni idea de cómo ni qué quería hacer.

En esta época el desorden entró de nuevo como un torbellino en mi casa, arrasando con todo lo bonito y estancandose especialmente en la entrada principal, donde acumulaba sin darme cuenta papeles del trabajo que nunca ordenaba y que tampoco había pensado dónde guardar.
Llegué a quitar el espejo de la entrada, porque no me gustaba mirarme (profesionalmente) y convertí esta parte en una especie de almacén de lo que no quería.

Ahora veo claro lo que pasaba, pero mientras ocurría yo estaba completamente ciega

Madre mía… ¿Cómo podía ser esto?
La entrada de mi casa es el área de mi mente en la que proyecto mi profesión
Y la tenía como un trastero… exactamente eso
con inercia, sin orden, sin motivación y sin pasión
No llegaba a ser un síndrome de diógenes pero era evidente que no estaba cuidada ni ordenada

Al principio mi entrada era preciosa
Al principio mi profesión también
Pero ahora ambas eran un caos completo y había que hacer algo al respecto

Un día llegué a casa y la entrada estaba ordenada, sin preaviso, de sopetón.

Ni qué decir tiene que me enfadé muchísimo porque no sabía dónde habían ido todos esos papeles pero me sentí increíblemente aliviada de ver esa parte tan importante de mi casa bajo control

Me sentí aliviada
Había sitio para algo nuevo, para vivir cosas emocionantes, también en el trabajo

Esto ocurrió ​en 2016 y sigo impresionada
Nunca el orden fué tan terapéutico para mi y mi enfoque sobre mi profesión dió un giro inesperado.

De repente observé mi problemática con un filtro especial de serenidad y tomé, con absoluta consciencia y responsabilidad una decisión importante: Elegí dejar mi profesión y mi trabajo. Elegí dejar la Ciencia

Hoy construyo lo que ves, mi nueva profesión: ​Interiorismo y decoración Feng Shui

Me formé intensivamente tanto en Feng Shui como en decoración tradicional (y sigo haciéndolo) y hoy soy una mujer feliz, libre, inspirada y con muchísimas ganas de compartir con el mundo todo lo que sé.

Te preguntarás cómo está mi entrada ahora…
Mucho más ordenada y libre que antaño, aunque aún queda mucho que hacer. Los cambios en la mente y en la casa llevan tempos parecidos.

Tengo que confesarte que me ha costado muchísimo contar mi historia.
Te he abierto mi mente y mi corazón desde lo más profundo de mi ser y esta es la primera vez que alguien escucha mi historia completa, desde el punto de vista de mi interior, mis sentimientos y mis pensamientos.

Es muy probable que algo de lo que yo te he contado (¡o mucho!) te resulte familiar.
Si es así ojalá haya sido inspiradora.

Si sientes que necesitas redecorar tu vida y no sólo estoy hablando de muebles, este es tu sitio, yo te puedo ayudar a que tu entorno te acompañe en aquello que quieras hacer.

El Feng Shui no es magia, nunca lo ha sido
Es intención, es atención, es enfoque y sobre todo es una forma profunda de conocerte a ti misma y tu interacción con lo que te rodea.

Si te ha gustado lo que has leído, prepárate, hay mucho más.

Nos vemos en la siguiente parada de "Un paseo por el Feng Shui"